TARDES DE DOMINGO, de Ángel Sáinz Mora

Somos incorregibles. Solo caemos en la cuenta de que estamos de paso cuando nos toca cerca.
Y nadie más cercano que tú, Javier. Primero conocí tus letras, sobrias, originales. Después a tu
persona completa, en Santander. Enseguida comprobé que tenías el don de estar en todas partes.
No había presentación de libros en la que no participases. Tras una de ellas, tu musa Sally me
contó que la microliteratura te sirvió para superar un bache vital, como refugio y terapia. Solo
los grandes transforman las dificultades en oportunidades.
Era difícil no quererte, como imposible no recibir de ti una palabra amable, buen humor y
muchos ánimos. A veces, siempre en domingo por la tarde, me escribías para comentar algo mío
que habías leído, para aconsejarme con sinceridad, para preguntarme dónde podías leer más.
Otras veces me preguntabas si se entendía bien lo que habías querido transmitir en un relato. Me
has enseñado mucho: tu dedicación, tu método, tus peleas con los diptongos que comparto, tu
afán por mejorar, tu generosidad, tu modestia. Te quejabas cuando te llamaban maestro, pero lo
eras. Lo eres.
Lo último que escuché de tus labios, hace algo más de un mes, fue: “Nos vemos en Cantabria”,
acompañado de un abrazo. Una tarde de domingo (no pudo ser en otro momento) tuve noticia de
algo que, como a tantos, me encogió el corazón. Esa misma noche, mientras tenía en mis manos
“La casa encendida”, seguro que en un intento de engañar a la tristeza, me dijiste algo
importante a través de Luis Rosales: “La muerte no interrumpe nada”.
Sé que estarás en Cantabria, en Vallecas y en mi corazón.

Comentarios

  1. Sentidas palabras, Ángel. Tiene razón la cita de Luis Rosales: Javier estará en Cantabria, en Vallecas y, sobre todo, en los montes de Toledo y aquí, en Ximensajes. Lo cierto es que estará también detrás de nuestras letras. Los grandes nunca se van porque su luz permanece.

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    Respuestas
    1. "Los grandes nunca se van". "Su luz permanece". Yo no lo habría sabido decir mejor.
      Un abrazo, Manoli

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  2. Es verdad, siempre tenía una un comentario amable en los escritos. Siempre me animaba a seguir. Inmenso, Ximens.

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