SÁBADOS DE SUPERMERCADO, de Towanda Martín

Queridísimo Javier:


Apenas han pasado unas pocas horas desde que nos dejaste y no te haces a la idea del sentimiento de tristeza que me invade y que nos embarga a todos los que te conocimos. 

¡Menuda la has liado, amigo! Pero te diré algo, que conociéndote como te conocía, te hubiera llenado los ojillos de emoción: has levantado los corazones de decenas, centenares de microrrelatistas para recordarte. 

Las redes sociales se han llenado con tu nombre y con el de tu rubia favorita a la que, por quererte a ti, también queríamos. Ese poder de convocatoria no lo tienen muchos de los grandes. Ya quisieran muchos escritores consagrados haber sido el centro de los mensajes de reconocimiento más hermosos que han circulado y siguen haciéndolo en estos días por estos mundos virtuales... Y ese mérito es solo tuyo.

Cuánto voy a echarte de menos, canalla, sobre todo los sábados, en esas microquedadas improvisadas, y tú sabes por qué. El pasillo de la frutería, dónde comentábamos los ganadores de ENTC, el de bollería para hablar del REC o el de yogures y pescadería para reírnos, mientras llenábamos el carro, no volverán a escucharnos hablar de literatura, ni de microrrelatos, ni de nuestros nuevos proyectos, ni de originales ideas para inventar historias. Sin duda, las mañanas de los sábados habrán perdido toda su magia. La magia que tú tenías.

Gracias, por todo y por tanto.




Towanda

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